DE NUEVO EN LAREDO SE CELEBRA EL ÚLTIMO DESEMBARCO DE CARLOS V, que
en esta ocasión tendrá lugar del 22 al 28 de septiembre. Un evento
que trata de ser reconocido como Fiesta de Interés Turístico
Nacional.
Desde hace quince años la villa marinera de Laredo rememora el
desembarco en 1556 de Carlos V camino de su retiro en el monasterio
de Yuste, donde moriría dos años después. Es la conmemoración
estrella de la ruta que recuerda el último viaje del emperador.
Por
Enrique Sancho
El emperador Carlos V parecía
tener una especial predilección por Cantabria. En su primer viaje
desde Flandes, con apenas 17 años, cuando iba a tomar posesión de
la corona de Castilla, tenía previsto atracar en Santander. Solo el
mal tiempo lo impidió, y en septiembre de 1517 la armada tuvo que
tomar tierra en Tazones, Asturias, un minúsculo pueblo que vivía de
la pesca de ballenas, casi en la frontera con Cantabria. Unos días
después reemprendió viaje, pero enseguida se sintió enfermo y hubo
de detenerse en San Vicente de la Barquera, ya en Cantabria, en el
convento franciscano de San Luis, del siglo XV. Cuando se encontró
mejor, los habitantes de esta villa marinera organizaron en la ría,
con la marea baja, lo que para Carlos fue un raro espectáculo que no
comprendió del todo. Al terminar, le explicaron que había asistido
por primera vez a una corrida de toros.
Casi cuarenta años
después, también en septiembre pero de 1556, Carlos V cansado,
agobiado por la agitada vida política que se cernía sobre sus
dominios, y tras haber abdicado y dividido su imperio entre su
hermano Fernando y su hijo Felipe, regresó a Castilla desde Flandes
con la intención de curar la enfermedad de la gota que le consumía.
Este último viaje lo realizó por mar desde el puerto de Flessinga,
no muy lejos de Bruselas donde había abdicado, hasta el puerto
cántabro de Laredo, donde llegó el 28 de septiembre. Después
continuaría por tierra hasta la comarca extremeña de la Vera, de la
que le habían hablado muy bien gracias a su buen clima y su posición
alejada de las grandes ciudades. Pensaba albergarse en el palacio que
mandó construir junto al monasterio de Yuste.
Carlos V desembarcó en Laredo con
su galera Espíritu Santo, escoltado por una escuadra de 56 navíos y
acompañado por sus hermanas, Leonor y María. La comitiva no fue
recibida con los honores propios de la época por una descoordinación
organizativa. La máxima autoridad fue el corregidor de la Villa.
Carlos V era en ese momento un hombre enfermo y estaba agotado, por
lo que no podía andar y fue transportado en silla de mano hasta la
Casa Torre, situada en la puebla vieja de Laredo, donde se alojó
durante varios días. Al día siguiente de su llegada, un temporal se
llevó a pique su nave y causó la muerte a 80 personas de su
comitiva. En esos primeros días, Carlos V estuvo de muy mal humor.
No solo por la pérdida de personas en la tempestad sino también
porque no habían llegado los 4.000 ducados que esperaba, ni el
Condestable de Castilla, ni sus médicos, ni los capellanes que
necesitaba. Pese al enfado, sabemos que el monarca dejó un terno
(vestimenta eclesiástica), unos vasos litúrgicos y dos facistoles
que todavía se conservan en la Iglesia de Santa María de la
Asunción de Laredo. El 5 de octubre el cortejo real bajó por la
empinada calle de San Marcial y, cruzando la plaza, subió la pequeña
cuesta de la hoy plaza Cachupín y abandonó la villa, iniciando lo
que hoy se conoce como la Ruta de Carlos V, que atraviesa España
desde Laredo a Yuste.
500 años después
El
que fuera el último desembarco de Carlos V se celebra ahora en
Laredo con una gran fiesta que dura toda una semana y que este año
tiene lugar del 22 al 28 de septiembre. Sin duda el acto principal de
los festejos y el que tiene más público es el desembarco del
emperador en Cantabria el viernes 26, precedido de un desfile con
casi 1.000 participantes ataviados con trajes inspirados en los
atuendos de aquella época que recorre las calles del centro. Hay un
desfile de autoridades y participantes que sale de la Casa de Cultura
de Laredo y se dirige al encuentro del emperador en la Playa Salvé.
Tiene una gran participación altruista por parte de los ciudadanos
tanto laredanos como foráneos, que se apropian de las costumbres y
de las vestimentas del siglo XVI y consiguen trasladarnos al año
1556.
La llegada de Carlos V a la playa es objeto de un
caluroso recibimiento con representaciones musicales y de baile y
unas espectaculares justas en las que los caballeros demuestran ante
el emperador su valor y destreza con la lanza, bailes, música y todo
tipo de representaciones de época. Este año participan, entre
otras, la compañía francesa 'Entr'Act' con su espectáculo 'La
serpiente que se muerde la cola' o la compañía del Foc, llegada
desde Barcelona, con su espectáculo 'Girafoc'. La agrupación local
Aldaba aprovechará para estrenar un nuevo repertorio en el contexto
de su tradicional bienvenida a Carlos V. El espectáculo concluirá
con el disparo de fuegos artificiales desde La Atalaya.
El
emperador Carlos V siempre destacó por ser un hombre de paladar
exquisito y de deleite por la buena mesa. Por eso, para finalizar la
velada se realiza una gran cena medieval en el curioso túnel de la
Atalaya, de casi dos kilómetros, que atraviesa una colina que bordea
el mar y fue construido en el siglo XIX para acceder al puerto que
arrasó una inoportuna tempestad. Es un enclave inigualable, que hace
honor a la época y a los manjares, debilidad del emperador. La
comida es servida sobre grandes hogazas de pan que hacen las veces de
platos y, naturalmente, no faltan las especialidades de la tierra y
los buenos vinos.
La fiesta, declarada de Interés Turístico
Regional y que aspira a conseguir en breve el título de Interés
Turístico Nacional, surgió con motivo del 500 aniversario del
nacimiento del monarca en el año 2000, y desde entonces se celebra
en Laredo, con gran éxito de participación y aceptación. Según el
alcalde de Laredo, "estamos ante una fiesta que es el embrión
del que todos esperamos que próximamente sea designado como
Itinerario Cultural Europeo bajo el nombre de Rutas Europeas de
Carlos V".
Durante siete días, Laredo regresa al año
1556 y celebra diversos actos festivos en muchos de los rincones de
la villa, donde calles y establecimientos se adornan y engalanan para
recibir al emperador y su séquito. El Ayuntamiento de Laredo
organiza un amplio programa de actividades, en el que destacan la
escenificación del desembarco en la Playa Salvé y un mercado de
época, que acoge todo tipo de espectáculos y puestos de artesanía.
Hay más de 120 puestos y 30 talleres, y junto a ellos músicos,
comediantes, malabaristas y personajes variopintos deambulan por las
rúas de la Puebla Vieja, mezclándose con nobles, damas de alcurnia
o juglares. Además, hay demostraciones de cetrería, pasacalles con
músicos, cómicos, magos y representaciones difíciles de contemplar
en un mismo escenario y en las que participarán compañías de
Francia, Italia, Portugal o Marruecos, así como muchas otras
llegadas de diferentes puntos de la geografía nacional.
Durante
el fin de semana se sucederán actividades de animación en toda la
villa convertida en una ciudad renacentista, con nuevas exhibiciones
de cetrería y muestra de ocas, pavos, burros y dromedarios, puestos
artesanales y hasta un zoco árabe. Los más pequeños tendrán una
zona infantil especialmente concebida para su disfrute. En cuanto a
los espectáculos de mayor porte para el sábado, día 27, destacan
los desfiles de época, la actuación 'Saltimbanqui, hecho tu
oficio!' de la compañía francesa 'Ouroboros' y el Gran Torneo de
Época a cargo de la compañía 'Legend' de Alicante. El domingo, día
28, el emperador y todos los que quieran acompañarle, degustarán la
delicia vencedora de la V Ruta de la Tapa Imperial y tendrá lugar la
segunda edición del Concurso-Desfile Infantil de trajes
renacentistas, con grandes premios para los más pequeños.
Carlos V y la cerveza
El
tirón de la fiesta del último Desembarco y de la Ruta de Carlos V
ha fomentado nuevas iniciativas en Laredo, como la mencionada Ruta de
la Tapa Imperial y el Festival Europeo de la Cerveza que tendrá
lugar por sexto año del 9 al 12 de octubre, un poco después que la
célebre y centenaria Oktoberfest de Munich. Por supuesto, es el
emperador en persona quien abre el primer barril de la fiesta. En
realidad, se trata de una celebración históricamente justificada.
Aunque en nuestro país se conocía la cerveza desde el primer
milenio antes de Cristo (como se ha demostrado en el yacimiento
arqueológico de Genó, en Aitona, cerca de Lleida), su consumo no
comenzó a generalizarse hasta la llegada de Carlos V en el siglo XVI
gracias al avance de esta bebida en Flandes tras añadirse lúpulo al
fermento del cereal (un descubrimiento del siglo XV). Por eso en las
lenguas ibéricas continuamos prefiriendo la voz castellana
“cerveza”, la portuguesa “cerveja” o la catalana “cervesa”
que era la denominación tradicional del fermento de la cebada o el
trigo, mientras en el resto de Europa se utiliza la raíz “bierre”,
“bier” “beer” o “birra” que era el nombre de la nueva
bebida con lúpulo.
Carlos V, a su llegada a nuestro país,
trajo consigo una corte de maestros cerveceros, entre ellos Enrique
Van der Trehen, su preferido, quien instaló su fábrica en el
monasterio de Yuste. Estos caballeros, expertos en la elaboración
artesanal de esta bebida, acompañaron al emperador en su empeño por
trasladar a España el gusto por la cerveza que imperaba en Flandes,
dejando una estela de espuma allí por donde pasaran.
Siglos
más tarde, en la villa de Laredo, el actor que recrea al emperador
Carlos V, acompañado de su maestro cervecero, su maestro tonelero,
su padre confesor y su séquito en un pequeño desfile amenizado con
música de la época acuden a la carpa para inaugurar el primer
barril de cerveza, abriendo la espita y libando la jarra de cerveza.
A continuación, Carlos V se dirige a las autoridades y al público
asistentes e inaugura la “Fiesta de la Cerveza”. Los creadores de
la fiesta son la Asociación Cultural San Rock-e (ASR) y entienden
que ésta es una gran fiesta de convivencia que sigue en buena medida
el modelo bávaro. En el interior de una gran carpa se aloja una
docena de stands gestionados por empresas de hostelería del
municipio de Laredo que sirven cerveza junto con comida típica de
distintos países.
La carpa está preparada para alojar a 500
personas, al menos 150 sentadas, y en ella se celebran diversas
actividades culturales y musicales que pretenden atraer público. A
su vez, la ASR organiza actividades en otros puntos del municipio
para lograr un festival en el que todos, visitantes y lugareños,
puedan participar y beneficiarse. Además del propio festival, hay
catas de cerveza, cursos formativos de cocina, conferencias,
conciertos, música tradicional europea, teatro, talleres,
concursos...
Texto y fotos:
Enrique Sancho
Más
información:
www.laredoturismo.es
turismodecantabria.com
www.desembarcodecarlosv.org
www.rutacarlosv.es
cervezalaredo.webcindario.com